lunes, 20 de junio de 2016

reflexiones cristianas

                                       El cambio comienza en ti




Las siguientes palabras se encontraron escritas en la tumba de un obispo anglicano, en las criptas de la bahía de Westminster: cuando era joven y libre, y mi imaginación no tenía límites, soñaba con cambiar el mundo. Cuando me volví más viejo y más sabio descubrí que el mundo no cambiaría, así que acorte mis anhelos un poco y decidí cambiar sólo mi país.
Pero éste también parecía inmutable. Cuando entré en el ocaso de mi vida, en un último y desesperado intento decidí cambiar sólo mi familia, a los que estaban más cerca de mí, pero igualmente ellos no cambiarían. Y ahora mientras me encuentro en mi lecho de muerte, repentinamente me doy cuenta: si hubiera recibido a Cristo en mi corazón, hubiera podido cambiarme primero a mí mismo, entonces, por el ejemplo habría cambiado mi familia. Por la inspiración y valor hubiera entonces podido cambiar a mi país, y a lo mejor hubiera podido cambiar al mundo



                     Apaga el fuego con otro fuego


En la sierra donde hay bosques, es una práctica común apagar los incendios con fuego. Y ¿Cómo se hace? Cuando una sección del bosque sé esta quemando, fuera de control, los bomberos van a otra área donde están por llegar las llamas y allí queman una sección de árboles. Ese incendio, controlado por los bomberos, quita todo el combustible del camino de las llamas que vienen fuera de control. Llegando allí, las llamas del incendio se apagan por sí solas.
¿Sabes qué apagará el fuego de tus pasiones? El fuego del Espíritu santo en tu vida. El poder de Dios es mucho más grande que el poder del pecado; entonces tú tienes los recursos espirituales para resistir y vencer la fuerza del enemigo. Echa mano de esta promesa: "Mayor es el que esta en vosotros (en ti) que el que esta en el mundo". ( 1 Jn. 4:4)
En esta hora Dios está levantando jóvenes valientes, jóvenes con una fe radical. Sé tú parte de este ejercito de jóvenes cristianos. dedícate a la palabra de Dios, a la oración y sé lleno del Espíritu Santo…





                              El hombre y el mundo





Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos.
Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, y viendo que era imposible sacarlo, trató de distraer su atención dándole una revista en donde venía el mapa del mundo, lo recortó en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo:
Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto, para que lo repares sin ayuda de nadie.
Sólo pasaron algunas horas cuando escuchó la voz del niño que le decía:
Papá, ya arreglé al mundo.
Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño. Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz?
Hijo, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lograste armarlo?
Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre. Así que di vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre. Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta la hoja y vi que había arreglado al mundo...


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