lunes, 17 de octubre de 2016

el divorcio

                                        el divorcio   una plaga destructora





Mateo 19.4-9; Mr 10.11-12; Lc 16.18).

 A  el hombre siempre le gusta que pueda existir la posibilidad de desaheserce de lo que no le gusta para asi desecharlo

 Estas costumbres de divorcio sin duda prevalecían en las tierras gentilicias en tiempos del Antiguo Testamento. Fue por esta razón que la ley de Moisés limitaba el poder del marido para divorciarse de su esposa, pues debía darle una Acta de Divorcio escrita (Deut.24:1). La costumbre judía del divorcio es superior a la arábica.


Es importante recordar que el pecado de adulterio no tenía nada que ver con el asunto del divorcio bajo la ley judía. Ese pecado castigado con la muerte (Lev. 20:10, Deut. 22:22), por apedreamiento,

Si un esposo encontraba algo indecente en su esposa, podía darle una carta escrita de divorcio, lo que hacía posible que se casara con otro hombre (Deut. 24:2). Un hombre culpado infidelidad era considerado como un criminal sólo cuando había invadido los derechos de otro hombre.

A una mujer no se le permitía divorciarse de su marido
El profeta Malaquías enseña que Dios aborrece el divorcio y condena severamente a un hombre cualquiera que obró traicioneramente con la mujer de su pacto (Mal. 2:14.16). Tal fue la actitud del pueblo hebreo en el asunto del divorcio. El Señor Jesús quitó todas las causas del divorcio bajo la ley,

Juan el Bautista también sostuvo estrictas convicciones sobre la fidelidad en el matrimonio. Él criticó fuertemente a Herodes Antipas por divorciarse de su esposa y casarse con Herodías. Ella había sido antes la cuñada de Herodes.

La condenación pública de Herodes Antipas hizo que Juan fuese arrestado y finalmente decapitado (Mr 6.14-29).


En Marcos 10.2 y en Mateo 19.3

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